Robert Kaplan y los imperios ibéricos

Hay un asunto que olvidé mencionar en mi reseña de Empire Wilderness de Robert D. Kaplan, el tratamiento que da a la exploración y conquista española del norte de América.

Kaplan habla de los españoles a su llegada al nuevo continente de la misma manera que hizo de los portugueses y su expansión en el Océano Índico en Monsoon. Los españoles aparecen como unos fanáticos católicos ebrios de sangre y codicia que ajenos al espíritu del Renacimiento llegaron al actual territorio de Estados Unidos sólo pensando en encontrar El Dorado. Kaplan pone como ejemplo el relato desapasionado hacia el medio natural de Bernal Díez del Castillo y lo compara con la fascinación por los paisajes de norteamérica de los exploradores anglosajones más de dos siglos después. Comparar la mentalidad de hombres separados por esa distancia en el tiempo no sólo es absurdo, sino que Kaplan simplemente ignora el impulso científico de la Ilustración española bajo Carlos III y empresas como la Expedición Malaspina.

Todo quedaría en una anécdota sobre cómo los españoles aparecen como los malos en un relato histórico obra de un anglosajón, si en el resto del libro no nos encontráramos la misma clase de ausencias que en Monsoon había sobre la expansión de los británicos en el Océano Índico. Kaplan entra en todo tipo de detalles anecdóticos sobre la ferocidad de españoles y portugueses combatiendo otros pueblos. No para de recalcar la avaricia, codicia y ambición de hombres que, por todo ello, se embarcaron rumbo a lo desconocido con gran riesgo de su vida. Páginas más tardes nos cuenta tal o cual hito de un general estadounidense en las grandes praderas del actual Estados Unidos que parece llegado allí bajo la guía de la Divina Providencia para expandir la Civilización de forma altruista. Episodios como la «Fiebre del Oro» parecen una moda pintoresca y las masacres de pueblos indígenas, cuando protagonizadas por españoles y portugueses resultaban espantosas matanzas, es el inevitable resultado de la genialidad militar y tecnológica de los estadounidenses. Para averiguar sobre el futuro de Estados Unidos, Robert D. Kaplan viajó a México. Allí encuentra una sociedad mestiza pero eso no le hace conectar los puntos sobre el desigual destino de los pueblos indígenas bajo los imperios británicos y español. Al menos en Monsoon cede su voz a la de otros autores que señalaron el interés de los portugueses por estudiar a los pueblos asiáticos o como pusieron a su servicio las habilidades y conocimientos de los locales.

Así que no se trata de reivindicar un filtro rojigualda para los libros de historia, pero sí empezar a comprender como en la literatura anglosajona hay un relato subyacente y un sesgo en cierta forma racista.

4 respuestas a “Robert Kaplan y los imperios ibéricos

  1. El problema de este sesgo es que se propaga fuera de los ámbitos anglosajones. Es un tema que suele pasar inadvertido, en el que no se repara suficientemente: que inevitablemente la hegemonía del idioma inglés en la política y los estudios, dan mayor protagonismo a los puntos de vistas de estos autores. Hace poco lo comentaba en mi blog con respecto a la distorsión que en el debate europeo ocasiona el dominio del inglés, que se traduce en un sobretratamiento de los debates sobre la posición del Reino Unido. Me temo que en el caso que expones, la perspectiva de Kaplan va a ser la «universal»

  2. Pura leyenda negra hispana. Aún recuerdo cuando una amiga estadounidense que vino a España a estudiar, me mostró un librito que le habían entregado en el consulado de su país y donde explicaban -entre otras cosas- como protegerse en las discotecas del «spaniard latin lover», de como debía evitar por todos los medios la cuasi-tercermundista sanidad pública española o de como su pasaporte norteamericano era prácticamente un salvoconducto diplomático ante cualquier problema con la ley o la justicia. Y esto es solo un ejemplo del pensamiento que de nosotros tienen en el mundo anglosajón.

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