España y el discreto encanto de la hidalguía

El otro día, tras unas de esas jornadas maratonianas delante del ordenador con chorrocientas pestañas del Firefox abiertas, leí un artículo publicado en Politikon.es: Pour quoi, Hollande? O a quién beneficia la intervención francesa en Mali. Me pareció francamente malo e impropio de un blog que es toda una referencia. Es lo que tienen las crisis, de pronto saltan a la actualidad y opcupan titulares. Aparecen análisis de paracaidistas que desconecen el contexto y los matices.

Me llamó la atención que no hubiera posibilidad de dejar comentarios. Pero con curiosidad por saber más sobre la autora pinché en el enlace que ofrecía Politikon y encontré esto:

Laia Balcells es politóloga. Hizo el doctorado en la Universidad de Yale y trabaja como profesora en la Universidad de Duke. Antes de irse a Duke, estuvo como investigadora en el Institut d’Anàlisi Econòmica, CSIC y dando clases en la Universitat Pompeu Fabra. Es granollerina de origen, gracienca de vocación y yankee de adopción. Vive entre los dos continentes, con lo que sufre la política comparada en carne propia.

Sucede que la profesora Balcells es especialista en conflictos armados. Supuse que era el típico caso de alguien a quien le piden que escriba sobre un tema de actualidad basándose en una relación más o menos cercana con su especialidad pero que no está familiarizada con el caso concreto. Estos días los académicos, periodistas y blogueros especializados en el Sahel están que no paran de soltar comentarios sarcásticos sobre los análisis de última hora de personas que hasta hace un mes no sabían colocar Malí en un mapa. Así que aquella noche tras actualizar FlancoSur.com me fui a la cama.

Al día siguiente me encontré que no había sido el único al que no le había gustado el artículo en cuestión. Y que ajeno al asunto, antes de que yo leyera se había desatado una pequeña trifulca. Manel Gozalbo de Hispalibertas había hecho llegar su crítica a la autora vía Twitter para encontrarse una reacción bastante infantil. En vez de centrar su defensa en los argumentos apeló al principio de la titulitis. Manel Gozalbo, recuérdenme no buscarle las cosquillas, no se achantó y sacó el sarcasmo:

Me doctoré donde a ti te enseñaron que Libia fue una colonia francesa.

Resulta que lo que yo leí fue una versión corregida donde el monumental gazapo de poner a Libia como ex-colonia francesa había desaparecido, así como cerca de 40 comentarios que fueron borrados pero aún aparecen en la caché de Bing. El asunto derivó a la profesora Balcells acusando a Manel Gozalbo de machismo y bloqueándolo en Twitter, sin que en ningún momento se prestara a defender su artículo. Para colmo, Roger Senserrich intervino con el argumento de que es «una de las 4-5 mayores expertas del mundo en conflictos civiles» y preguntádole a su interlocutor «cuántos artículos sobre conflictos civilies tienes en revistas con peer review». El asunto se saldó con Manel Gozalbo dando su versión en Hispalibertas, Politikon haciendo desaparecer de su página el widget donde salían reflejadas las interacciones en Twitter para quitarle visibilidad al asunto y la profesora Balcells quejándose en Twitter de «la mala educació a la xarxa» además de pidiendo como condición para volver a colaborar en Politikon que sus entradas no admitan comentarios.

Todo esto asunto podríamos señalarlo como el enésimo caso de amigotes que se cubren a los otros y aplican ese principio del Credo Legionario de «con razón o y sin ella». Podríamos hablar de la proliferación de torpes análisis sobre Malí. Pero yo me quiero quedar con la falacia del principio de autoridad. Es un viejo problema con el que he tropezado muchas veces. Y no me refiero a que evadan discutir mis argumentos para pedirme credendciales. El asunto tiene otros matices. Por ejemplo, la insistencia siempre antes de cada entrevista de que les aporte una filiación. Me hace gracia cuando me preguntan «¿pero tú sabes tanto porque eres profesor, militar o qué?». No se les pasa por la cabeza que una persona llegue a ser experta en algo de forma autodidacta. Así que desgrano mi personal académico y profesional para que sólo entonces emitan un «aaaahhhh» y se queden tranquilas. Como si en algún momento en que he calentado una silla en la Universidad de La Laguna, la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto Universitario General «Gutiérrez Mellado» alguien hubiera dedicado un minuto a hablarme de la diferencia entre un carro de combate T-55 y T-62, la historia de Al Qaeda o la doctrina rusa de ciberguerra. Al final, los títulos académicos se convierten en justificantes de lo que ya sabía antes.

Más de una vez he salido decepcionado de una conferencia y al expresar mi desaprobación por lo dicho en ella me he encontrado con una respusta palmaria: «¡Pero si el conferenciante es comodoro de la armada ruritana y diplomado de estado mayor por la escuela de guerra prusiana!». Como si fuera tan complicado explicar que alguien puede tener unos credenciales académicos y/o profesionales pero meter mucho la pata al hablar de temas tangenciales a su conocimiento. Y por el contrario, he tenido más de una oportunidad de charlar con estadounidenses con trayectorias de relumbrón y he mantenido con ellos charlas bastantes amenas en la que nadie nunca me preguntó por mis títulos. Conozco casos, como Galrahn de Information Dissemination, invitados a dar conferencias y participar en mesas redondas organizadas por la U.S. Navy simplemente por su condición de bloguero friki. Así que sospecho que es un problema español que viene de largo, de los tiempos de capa y espada.

14 respuestas a “España y el discreto encanto de la hidalguía

  1. Lo reconozco, la pifié – y mi actitud en Twitter fue de una trollez impresentable. Pasa en las mejores familias, me temo. Miraré de publicar un añadido / explicación / disculpa en Politikon mañana.

  2. Tiene que ver una vez más con rentas de posición, eso y no otra cosa es el argumento de autoridad. Si recuerdas, al principio los periodistas reaccionaron igual ante los blogs, ahora lo hacen académicos que te levantan el peer review no como lo que es en este tipo de disciplinas -una estructura corporativa para el mantenimieno de rentas- sino como principio epistemológico. Lo bonito del caso es que parte de un error de cultura general característico que utiliza toda la panoplia de argumentos rentistas hasta la total inanidad de la acusación de machismo. Y todo «cubierto» en la medida de lo posible por Politikon, como cuentas. Todo un símbolo, No de su rechazo del autodidactismo, sino de su caracter de buque insignia del pequeño rentismo académico en harapos.

  3. Evidentemente afirmar en un artículo que Libia es una ex-colonia francesa no es lo mismo que decirlo en medio de una discusión delante de una cerveza. En la que, acaso atropelladamente, las imágenes e ideas que pasan por la mente pudiesen confundirse de salida. En este caso se trata de un artículo, con muchas ínfulas además, y por tanto las cosas escritas surgen de una reflexión suficiente. Siendo así, no podemos hablar de un lapsus o error menor sino más bien, recordemos las citadas ínfulas, una pifia monumental. Porque lo de Libia no es una anécdota desconocida o una curiosidad: es algo de cultura general. Se lo dice alguien que de la política y cultura de África sabe lo justo, poco o nada: a elegir. Tal vez por eso jamás haga un artículo con ínfulas al respecto.

    Respecto al amiguismo, buceando un poco por Politikon, es fácil encontrar una serie de artículos (y disculpas, eso sí) respecto a cierto intento de linchamiento del profesor Vincenç Navarro a cuenta de una presunta pifia en uno de sus artículos. Llama la atención comparar la estridencia y majadería de los berridos de algunos colaboradores de Politikon a cuenta del presunto error de aquél y el silencio, complicidad y buen rollito que se han gastado con Laia Balcells. Una señorita que no sólo no puso una nota de corrección ante sus errores sino que se limitó a eliminar cualquier prueba de los mismos: intentando torpemente levantar una cortina de humo sobre machismo, trolls y mala educación. Con un par de narices.

    Y encima el desprecio absoluto al artículo de Gozalbo, también incluído al parecer entre la lista de «trolls» creada ad hoc por esta señorita y sus amigos. Y lo que es peor: el uso descarado que hace Balcells de su relación con la americana universidad de Duke para intentar sentar el principio de autoridad que aquí se denuncia. Si se tuviese el pantallazo en que reiteró este argumento ante las críticas (no sólo referidas a lo de Libia sino a que ella afirmó que Francia estaba bombardeando Mali «desde sus portaaviones»: ignorando que Francia sólo tiene 1 portaaviones y no estaba desplegado en esta operación), yo hasta vería correcto el que alguien mandase un puntual correo a la administración de Duke. Porque tienen a una «pistolera» en nómina e igual no se han dado cuenta.

    Aunque, y siento decirlo, nada de esto me sorprende.

  4. «Culturas de asignación» se llaman, la española lo es (y la de Laia, sea la que sea, también). Y choca con el espíritu ad hoc y el espíritu hacker… Paciencia y sigue a lo tuyo que alguien tiene que decir que el rey está desnudo.

  5. ¿Lo de «carcasmo» es una errata o un neologismo equivalente a sarcasmo carca? 😀

    Y personalmente, lo digo como quien intervino en el debate, la actitud de Balcells en Twitter sería de titulitis, pero antes ya había dejado claro que su respuesta a las críticas y las preguntas era casi siempre, por no decir que siempre, «lee a Fulano» (y no, no exagero). Pues bien, eso puede que haga callar a sus pobres alumnos pero en Internet no tenemos por qué aguantar desplantes.

    Eso sí, lo que no me parece adecuado es sacar a bailar en este fregado a España y la hidalguía. Entre otras cosas porque yo diría que el cabreo que nos entró a muchos también merecería definirse como hidalguía herida…

    1. Y el tipo al que todo el mundo debía haberse leído, pretendiendo hacernos pasar por ignorantes al no conocerlo, es ni más ni menos que su jefe y director de tesis en Duke.

  6. (No tengo acentos en este teclado, asi que disculpas de antemano por las faltas).

    Solo queria aclarar un par de cosas respecto a la polemica que desato mi articulo de Mali:

    1) Los chicos de Politikon, y la calidad de su blog, no tienen nada que ver con todo esto. Yo colaboro con ellos cuando me lo piden, pero no soy miembro oficial del blog. Por lo tanto, ellos deberian quedar al margen.

    2) Reconozco que reaccione mal a algunos de los comentarios que se hicieron en el blog y tambien a traves de mi cuenta de twitter. Reaccione mal sobretodo por la forma en que se hicieron. Y esto incluye el primer comentario que hizo Gozalbo a traves del twitter. Me pregunto si algunas de las cosas que se dicen en twitter o en forma de comentarios en blogs se dirian a alguien en persona. Cosas del estilo: «esto es una basura». O comentarios escritos en plan impertinente. No hay que insultar, y menos cuando alguien ha escrito algo sin afan de lucro, sin ganas de ofender a nadie y con su mejor voluntad.

    3) La unica razon por la que hable de «titulos» fue porque alguien dijo que mis analisis no eran rigurosos. No me parecio de merecer que se juzgara la calidad de un argumento por un error como el de Libia (que no es exactamente un error, de hecho, si tenemos en cuenta que el territorio de Fezzan fue administrado por Francia entre 1943 y 1951) o porque hable de portaviones en plural (la referencia era generica, en este caso). Si vamos a buscar tres pies al gato los encontraremos, siempre. Y el peligro es que en los comentarios las cosas a veces se sacan de contexto, o que se va a buscar cualquier posible error para atacar la totalidad del argumento. El hecho es que yo intento hacer bien mi trabajo. Y una parte muy importante de mi trabajo consiste en ser rigurosa. Por lo tanto, solo espero que cuando alguien dice que no hago bien mi trabajo lo justifique como es debido.

    4) Ayer Guerra Eterna hizo una replica en su blog a otro articulo que publique en Politikon, que me parecio muy educada y fundamentada. Y que da espacio al dialogo y a la mejora del conocimiento. Los cientificos sociales analizamos fenomenos complejos y el dialogo y el intercambio de ideas nos favorece enormemente. No tengo nada en contra de las replicas o de las criticas, solo desearia a que todos las replicas fuesen asi de consideradas.

    5) Me disculpo por lo ocurrido, por la parte que me toca.

    Cordialmente,

    Laia Balcells

  7. Laia Balcells en su perfil de Twitter se atreve ahora con otro nivel de disparate. Dice:

    «Sabiais que Francia administro el territorio libio de Fezzan entre 1943 y 1951? http://fr.wikipedia.org/wiki/Territoire_du_Fezzan …»

    Un intento tan pobre de autojustificarse que sería semejante a lo que sigue:

    «Fernando VII fue rey de Inglaterra»

    Y después, ante el follón y rechinar de dientes añadir:

    «¿Sabíais que Felipe II fue rey consorte de Inglaterra cuando se casó con una tal María Tudor?».

    Sigamos para bingo…

  8. Como han dicho en alguno de los comentarios, nada de esto sorprende, aunque siempre indigna como el primer día cuando pasa (que pasa con frecuencia).

    Fantástico artículo y la forma en que los has relatado, Jesús. Un abrazo y sigue repartiendo justicia contra los inútiles, descerebrados e indocumentados, aunque sobradamente titulados que pululan por este país en los asuntos de la Defensa y las Relaciones Internacionales.

  9. Pues lo de los portaaviones no lo ha corregido jjajjajjjajajajaja
    Y vale, las cosas se hacen muy mal por intereses ocultos y bla bla bla, pero ¿qué alternativas propone la ilustre profesora?

  10. He aprobado todo los mensajes que el filtro de WordPress dejé pendiente por aprobar. Como creo que todos nos hemos desahogado un poquito voy a cerrar los comentarios para no tener un disgusto.

    Creo que llegados a este punto, lo mejor es que aquel que esté en desacuerdo con el texto de la profesora Balcells lo exprese en su propio blog. Y en el espíritu de mi crítica al asunto, por favor que se hable a favor o en contra de las ideas y no de las personas.

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